Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: Sentaos aquí mientras voy a orar. Jesús se retira como a un tiro de piedra a un lugar donde había una enorme roca y empezó a entristecerse y a sentir angustia. Entonces les dijo: Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo(Mt).
y adelantándose un poco, se postró rostro en tierra mientras oraba diciendo: Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz; pero no sea como yo quiero, sino como sea tu voluntad (Mt). Entonces un ángel del cielo se le apareció para confortarle. Y entrando en agonía oraba con más fervor y su sudor vino a ser como gotas de sangre que caían sobre la tierra (Lc).